Verano y cuidado en el agua: el ahogamiento es una de las causas de muerte más frecuentes en niños de entre 1 y 3 años
07 de enero de 2025
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Cada verano las muertes por ahogamiento consternan y generan un fuerte impacto en los ámbitos en los que se dan, que en general son de esparcimiento. No obstante, en la vida cotidiana más allá de la estación estival, también se dan accidentes domésticos relacionados con esta problemática.
Lo cierto es que unas 300.000 personas mueren ahogadas en el mundo cada año, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), situación que significa una crisis de salud pública que podría prevenirse.
“El ahogamiento es un evento en el que la respiración se ve comprometida debido a la inmersión o sumersión en un líquido y, dependiendo de la gravedad, puede tener diferentes desenlaces, desde una recuperación completa sin secuelas, hasta complicaciones de salud o incluso la muerte”, indicó la doctora Valeria El Haj, quien se desempeña como Directora Médica Nacional de la Obra Social del Personal de Entidades Deportivas y Civiles (OSPEDYC).
La especialista señaló que “los niños corren un riesgo particularmente alto de ahogarse, ya que su capacidad para evaluar el peligro está poco desarrollada y carecen de habilidades de natación y seguridad en el agua, por lo que, la amenaza de ahogamiento, aumenta cuando los niños entran en contacto con el agua sin la supervisión de un adulto”.
El ahogamiento representa en la Argentina una de las primeras causas de muerte en niños de entre 1 a 3 años y, según datos de la Sociedad Argentina de Pediatría (SAP), se considera el grupo de mayor riesgo y más vulnerable a los niños desde que empiezan a caminar o movilizarse por sí mismos, que suele ser al año, y hasta los 5 años. No obstante, los especialistas coinciden en que existe un importante subregistro o registro inexacto de casos, y que la cantidad de muertes por ahogamiento podría ser aún mayor.
El Had sostuvo que “la supervisión de los niños pequeños en el agua debe ser cercana, constante, competente y atenta por un adulto responsable”, estrategia que también incluye la necesidad de identificar zonas peligrosas para los niños. En el caso de los adolescentes, “la mayoría de los ahogamientos se producen por la combinación de un exceso de confianza en las habilidades para nadar, la subestimación de situaciones peligrosas en el agua y el consumo de alcohol y/o drogas”.

 

Medidas de prevención
La prevención de ahogamientos debe darse en espejos de aguas claras sin movimiento, como piletas, bañeras familiares para niños y adultos, tanques australianos y diversos recipientes con agua donde pueda introducirse un niño. Asimismo, es necesario tomar medidas específicas en aguas oscuras con movimiento, como arroyos, ríos, lagos y el mar.

 

Acciones a llevar a cabo:

Incentivar la enseñanza de la natación a partir de los 4 años.
Cerco perimetral completo de 1,30 metros de alto como mínimo, enterizo o con barrotes verticales separados por una distancia máxima de 10 centímetros (jamás barrotes transversales que faciliten el “efecto escalera”).
El cerco debe tener una puerta única con un mecanismo de apertura-cierre no accionable por niños pequeños.
No dejar mesas, sillas o reposeras próximas al cerco, que faciliten su escalamiento.
Los “cobertores de pileta” deben ser de material rígido o flexible, manuales o automáticos, y su instalación no excluye en absoluto la presencia del cerco.
Los bordes y el piso de la pileta deben ser de material antideslizante.
Las escalinatas de acceso deben ser de poca pendiente y tener escalones anchos, rectos, con baranda al menos de un lado y piso antideslizante.
Las piletas “inflables” o “desarmables” que no cuenten con cerco deben ser siempre vaciadas totalmente luego de su uso diario.
Usar gorras y ropa de baño de colores claros, vivos, mejor si son fluorescentes.
Ante la caída accidental o naufragio en aguas oscuras deben sacarse inmediatamente: zapatos, pantalones y pulóveres o camperas.
Limitarse a “flotar” y concentrarse en pensar cuál puede ser la mejor manera de pedir socorro: verbal, gestual.
El uso de chalecos también tiene que cumplir con algunas pautas: deben ser de material enterizo de alta flotabilidad, con abertura anterior, con 3 broches de seguridad, como mínimo, y tener correa inextensible que una la parte anterior con la posterior del chaleco, pasando por la ingle del niño y asegurada con broche de seguridad.


¿Qué hacer ante una situación de ahogamiento?
Solicitar ayuda de inmediato, pedirle a quien este cerca que consiga un DEA (desfibrilador externo automático) y llamar al servicio de emergencias médicas.
Revisar la boca para corroborar que no exista algún elemento extraño y que esté bloqueando las vías respiratorias.
Retirar a la persona del agua e iniciar de inmediato el masaje cardíaco. Tener en cuenta que la recuperación de la respiración y latido cardíaco puede requerir varios minutos de reanimación.
Es posible que el afectado vomite durante las maniobras de reanimación, por lo tanto, es necesario rotar el cuerpo o lateralizar la cabeza hacia un costado.
Mantener las maniobras de reanimación si la persona no reacciona, hasta que llegue la asistencia médica.
Cubrir al paciente con alguna frazada para mantener la temperatura corporal.


(DIB)


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