Lo advierte un estudio publicado en The Lancet que analizó su evolución en los últimos 30 años.
Más ACV: las razones detrás de un preocupante cambio de tendencia. Se ha detectado una suba de casos en mujeres en los últimos años.
Los casos de accidente cerebrovascular (ACV) aumentan, y llama la atención que se incrementen en adultos de mediana edad y en mujeres. También, que crezca la mortalidad, y que tanto la polución ambiental como los microplásticos asomen como relevantes factores de riesgo para padecer un evento de este tipo.
Esos son los principales resultados de un estudio publicado en The Lancet, en el que participó junto a colegas el argentino Matías Alet, médico neurólogo miembro del Centro Integral de Neurología Vascular de Fleni.
El estudio, que se propuso analizar la denominada carga y evolución del impacto del ACV en 38 países de la región a lo largo de 30 años (entre 1990 y 2021), advierte como tendencia la suba de casos. Y Argentina no escapa a ella, aunque está mejor que muchos otros países en este sentido.
Desigualdad
Las realidades de los países que fueron tenidos en cuenta en el estudio son muy diversas. “Una de las cosas más ricas que muestra el estudio, es que hay mucha discrepancia en los resultados y mucho tiene que ver la cuestión de la accesibilidad en la salud, cuestiones sociodemográficas, la pobreza”, enumera Alet.
Y añade que justamente uno de los datos que aparece rápidamente -y que es uno de los más preocupantes- es el impacto de la desigualdad: en los países con mayor pobreza del continente americano y menor nivel socioeconómico, es donde hay más mortalidad, más casos de ACV y con peor pronóstico, “porque no pueden acceder ni a los medicamentos básicos, ni a los controles de presión arterial, y por ende tienen mayor mortalidad y mayor discapacidad”.
Jóvenes, mujeres, y 2015 como un año clave
Una de las cuestiones señaladas por Alet como más relevante consiste en un cambio en la tendencia en lo que respecta a los últimos 30 años.
“Hasta 2015 que veníamos notando un descenso en la cantidad de casos de ACV, pero ese descenso se frenó, y desde 2015 en adelante volvieron a aumentar los casos”, alerta.
“Sumado a todo esto, aumentó la mortalidad, lo cual se convierte en una señal de alarma, parte de lo que quiere mostrar el estudio es: acá hay algo que se venía haciendo bien hasta cierto punto, y posiblemente hay algo que se dejó de hacer en políticas de salud y en acceso a la atención, motivo por el cual estas tasas volvieron a aumentar”, señala repasando los datos más relevantes del análisis de estos 30 años.
Causas del aumento
A la hora de analizar a qué atribuyen estos cambios, Alet dice que "una de las cosas que es interesante analizar, porque creo que hay que seguir investigando, es que el incremento de casos en personas jóvenes posiblemente tenga que ver con que los factores de riesgo (la hipertensión, el sedentarismo, el tabaquismo, la alimentación con ultraprocesados) aumentaron, sumado a la desigualdad en el acceso a la salud”.
Y continúa: “Esto mismo se traduce en Argentina, sin duda, aunque afortunadamente en nuestro país esta diferencia no es tan notable, ya que mientras ha habido países que han tenido aumentos porcentualmente muy grandes, en nuestro país detectamos un estancamiento en el descenso de ACV y un leve aumento en los últimos años”.
Los microplásticos, cada vez más presentes en el ambiente y en el organismo. Foto Shutterstock.Los microplásticos, cada vez más presentes en el ambiente y en el organismo. Foto Shutterstock.
En cuanto al aumento de casos en mujeres, menciona uno de los factores de riesgo que en algunos escenarios puede incidir: el uso de anticonceptivos orales hormonales, aunque también señala que hay mayor detección de hipertensión, sedentarismo y sobrepeso en las mujeres de mediana edad.
“Por otro lado, y esto es también interesante, depende de dónde uno se para para analizarlo, porque también es muy probable que se esté detectando más el ACV en la mujer”, analiza.
Como desde hace un tiempo se señala que ocurre con cuestiones cardiovasculares, el ACV tampoco era tenido históricamente en cuenta como posible causa cuando una mujer de mediana edad consultaba al servicio de emergencia por algún síntoma (como puede ser, por ejemplo, dificultad en el habla, debilidad, falta de coordinación o un dolor de cabeza muy abrupto e intenso).
“A esos síntomas de ACV, históricamente, -y esto está más que estudiado-, se les daba menos relevancia en la mujer que si la consulta era realizada por un varón”, manifiesta.
Por último, según reflexiona, también es cierto que a medida que las mujeres aumentan en edad (“ellas tienden a vivir más que los varones”, apunta), sería lógico que también aumenten las enfermedades que tienen a la edad como factor de riesgo.
Dos factores de riesgo que crecen
Otra de las novedades, está vinculada a que además de los mencionados, hay otros “nuevos” factores de riesgo que se posicionan como muy relevantes.
“Hay dos factores de riesgo de los que no se hablaba tanto y que empezamos a analizar últimamente, que tienen que ver con la contaminación y la pobreza. Tal vez antes no se tenían tanto en consideración, pero hoy tanto la contaminación ambiental, la polución, la contaminación del aire, la contaminación del agua; se están empezando a estudiar también como otro factor de riesgo para tener ACV”, relata.
¿Cómo se relacionaría la contaminación con un mayor riesgo de ACV? ¿Mediante qué mecanismo tendría ese impacto?
“Hay distintos factores que tenemos que evaluar -responde-. Por un lado, lo más importante y lo que está en estudio es la contaminación que tiene que ver con el aire y la exposición a ciertas toxinas ambientales. Eso es bastante reciente y hoy día se estudia mucho. Hay algunos estudios que hablan de ciertas partículas contaminantes que pueden estar en el aire, pasar al torrente sanguíneo y generar inflamación en las paredes arteriales”, explica.
El otro gran tema que está ganando relevancia tiene que ver con la contaminación del agua, los alimentos y especialmente ciertas partículas.
La atención por ACV debe ser rápida: antes de las 4 horas y media desde el inicio de los síntomas.
“Se está estudiando el análisis de microplásticos en los alimentos y en el agua. Hay algunos estudios que están empezando a buscar en las placas de colesterol que encontramos en las carótidas de los pacientes y empezamos a detectar alta carga de inflamación y también los residuos de estos microplásticos”, advierte.
También menciona la cercanía con grandes urbes como otro factor de riesgo: “Las personas que viven más cerca de grandes ciudades, con mayor contaminación, de por sí tienen mayor riesgo de tener enfermedades cardio y cerebrovasculares”,
Este tipo de datos puede resultar desalentador, ya que -así como ocurre con la desigualdad y la pobreza- está muy por fuera del alcance de las personas atacar este factor de riesgo.
“El ACV es una enfermedad que necesita de políticas públicas para disminuir la incidencia y la reducción de casos. Obviamente la función que tenemos nosotros como médicos en el consultorio es fundamental, pero esto va más allá”, analiza Alet.
“Dentro de las metas que se ha puesto la Organización Mundial de la Salud (OMS) para reducir las enfermedades no transmisibles, el ACV es una de las más importantes, porque esta tendencia está claramente en aumento y va más allá de un consejo de alimentación y actividad física, hay que trabajar en políticas públicas claras, trabajar por ejemplo en la contaminación ambiental”, reflexiona.
Y concluye: “Hay mucho mucho para hacer, y más pensando en el impacto que tienen este tipo de enfermedades, no sólo para la persona que la sufre, sino para todo el entorno, porque puede que la persona tenga una discapacidad para el resto de la vida”, cierra.
"En toda América, hay 1.1 millones de casos nuevos de ACV por año, y actualmente 12.9 millones de personas viviendo con secuelas", manifiesta. Y cuenta que en base a un estudio realizado en General Villegas se puede interpretar la epidemiología del ACV a nivel local: el 2% de la población mayor a 40 años vive con secuelas, lo cual puede hacerse extensivo a lo que ocurre en el país.
Prevención: 5 hábitos para una vida saludable
Realizar actividad física periódica, regular, aeróbica, idealmente 3 veces por semana, 40 minutos
Mantener una alimentación saludable, variada, regular la cantidad de sodio, de azúcares y de grasas en la dieta.
Evitar fumar. “El tabaquismo es un factor de riesgo muy, muy importante para este tipo de enfermedades”, dice.
Hacer los controles de salud periódicos: chequeos para todos, y quienes saben que tienen algún tipo de enfermedad, como hipertensión, diabetes, colesterol alto en sangre, es importante asistir al médico y tomar la medicación de forma regular”, sostiene.
Descanso: “Siempre remarco la importancia de dormir bien: poder conseguir al menos 7-8 horas de sueño diarios es fundamental. Si dormimos bien, después tenemos mejor calidad de vida, evitamos el estrés, comemos mejor”, cierra.
Fuente: Diario Clarín
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